Sopa de marisco La receta de Navidad de la abuela
No es una receta demasiado complicada, la verdad, pero entretenida es un rato largo.
Ingredientes
1 merluza, 1 kg. de almejas, 1 kg. de gambas, 1 kg. de mejillones, colas de rape, cebolla, ajo, vino
blanco,
pimentón y guindillas
Cómo hacer sopa de marisco
Hacer un caldo es en general algo muy fácil, ponemos los ingredientes a cocer y listo, pero hacer una
buena sopa de marisco es un poco más intrincado, y si no cuidamos los detalles puede que el resultado
final ya no sea tan satisfactorio. Así que eso es lo que voy a tratar de explicaros, qué hace mi abuela
para que su sopa esté tan rica.
Lo primero de todo es conseguir ingredientes frescos. Pero claro, comprar almejas frescas sin empeñar
un riñón estos días es imposible, así que mi abuela las compró hace tiempo y las congeló, pero no tal
cual, sino ya abiertas, en su propio caldo, así conservan todo su sabor.
Una vez nos hemos asegurado unos buenos ingredientes, se empieza cociendo la merluza y las colas
de rape unos minutinos. Se cuela el caldo, se desmenuza la merluza y las colas de rape y se reserva
esto se puede hacer el día anterior—, luego se cuecen también las gambas, se cuela el caldo, se pelan
y se reservan tanto las cabezas y colas como la carne. También abrimos los mejillones al vapor, les
quitamos las cáscaras y los reservamos.
En una cazuela lo suficientemente grande se añade el caldo de la merluza, la merluza desmenuzada y
el caldo de las gambas y los mejillones, y se deja cocer a fuego lentísimo, también vamos añadiendo
las almejas en su caldo. Por otro lado, se trituran las cabezas y la piel de las gambas con la batidora,
añadiendo un poco de agua, que luego colaremos y añadiremos al caldo para darle color. Este
proceso conviene repetirlo varias veces, añadiendo también las colas de rape e incluso dando un
golpe de cocción, hasta que veamos que el agua ya no coge color por mucho que trituremos.
Ahora ya tenemos un buen caldo de marisco, con un color interesante, que está cociéndose a fuego
lento, cogiendo cuerpo, pero aún le falta algo: la salsa rubia. En una sartén con aceite pochamos
varias cebollas picadas bien fino, con unos dientes de ajo también picados. Cuando la cebolla esté
casi deshecha añadimos un chorro de vino blanco, algo de agua y pimentón, dejamos que reduzca
un poco y la añadimos a la cazuela. Por último, debemos añadir los mejillones, las gambas peladas
y alguna sin pelar ni cocer que hayamos reservado desde el principio, y también ajustar de sal,
aunque normalmente el marisco hará que no debamos añadir demasiada. También podemos echar
alguna guindilla (para esa cazuela usó tres, y estaba ligeramente picante), tened en cuenta que la
guindilla irá dando sabor incluso finalizada la cocción, así que mejor no pasarnos.